CASAS - PICASSO

30 de noviembre 2023 — 1 de marzo 2024

Es la primera ocasión en la historia que se revisa específicamente la relación de ambos artistas con más de medio centenar de obras. El visitante podrá admirar obras de estos dos reconocidos artistas, Ramon Casas, el gran referente pictórico del Modernisme català, y Pablo Ruiz Picasso, el artista más universal de todos los tiempos. Un binomio del que se ha escrito e investigado recurrentemente, pero siempre dentro del contexto de Els Quatre Gats y de los inicios de Picasso en Barcelona.

De hecho, Ramon Casas y Santiago Rusiñol importaron la modernidad parisina y sus vivencias a la capital catalana a través de sus exposiciones y artículos. Asimismo, impulsaron junto a Pere Romeu y Miquel Utrillo la taberna Els Quatre Gats, el famoso centro neurálgico sito en la calle Montsió. Allí fue donde una extraordinaria generación de artistas jóvenes liderada por Picasso se dio cita en el emblemático local que se había instalado en la planta baja de la Casa Martí, el edificio que Josep Puig i Cadafalch había construido en el más característico neogótico modernista en el antiguo solar del convento que daba nombre a la calle.

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Ramon Casas i Carbó (Barcelona, 1866 – 1932)
Chula
Hacia 1898
Óleo sobre tela
43 x 39 cm

Las chulas representan un ideal de mujer joven, alegre, de marcado acento popular y fácilmente reconocibles por su indumentaria: pañuelos y mantones de Manila. Poco a poco la figura de la chula se transmuta en una manola. Casas representaba a las chulas y manolas con un puerto desinhibido y una actitud provocadora, pero la manola, a diferencia de la chula, adopta distinción y elegancia que representa la sensualidad de la mujer española, virtudes que se convirtieron en un referente mitificado en toda Europa. Estas chulas y manolas de Casas se convirtieron en imágenes icónicas utilizadas en distintas ilustraciones editoriales y publicitarias.

 

Ramon Casas i Carbó (Barcelona, 1866 – 1932)
La tuberculosi amenaça la vida i la riquesa de Catalunya (1922)
Cromolitografia sobre papel en tres cuerpos horitzontales. Editorial
Thomas, Barcelona
110 x 54 cm

Ramon Casas realizó una serie de dibujos que ejemplificaban perfectamente la visión divina de la idealización, como un ser inalcanzable pero idóneo para encarnar conceptos abstractos. Algunos ejemplos son los carteles de la Enciclopedia Espasa (1906), el de los Juegos Florales de Barcelona (1908) o este magnífico cartel de La tuberculosis amenaza la vida y la riqueza de Cataluña de 1922. Ramon Casas realizó este cartel para la campaña contra la tuberculosis de la Mancomunidad de Cataluña, organizada por el Doctor Lluís Sayé, con la imagen de una madre coraje acompañada de dos niñas a las que protege amorosamente, con un paisaje industrial al fondo. Una imagen de gran potencia visual, alegórica, en la sociedad industrial para luchar contra las enfermedades modernas.

 

Ramon Casas Carbó (Barcelona, 1866 – 1932)
Manola con peineta y mantilla
Hacia 1915
Carboncillo y pastel sobre papel
60 x 45 cm

 

Las chulas y manolas de Ramon Casas se convirtieron en imágenes icónicas utilizadas en

ilustraciones editoriales y publicitarias. En este sentido, el artista colaboró de manera continuada con sus dibujos en la revista barcelonesa Hispania. Esta manola es un claro un ejemplo de la figura femenina que tan bien supo mostrar Casas. A diferencia de la chula, adopta una distinción y elegancia que representa la sensualidad de la mujer española, virtudes que la convirtieron en un referente mitificado en toda Europa. De hecho, La figura de la manola, como en el ejemplo aquí mostrado, fue evolucionando. Así, las manolas de la segunda década del siglo XX comparten la estética con las primeras divas del cine de Hollywood, femmes fatales de una sensualidad agresiva.

 

Atribuido a Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 1881 – Mougins, 1973)
En los toros
Barcelona, hacia 1900
Carboncillo, pastel y lápiz sobre papel
20 x 28 cm

Uno de los temas que más fascinó a Picasso desde el principio fue el mundo taurino. De estos años en Barcelona se conocen varias obras de esta temática, algunas de las cuales se exhibieron en Els 4 Gats, con motivo de la segunda muestra que el joven geny celebró. De esta serie, quizá la conservada en el Cau Ferrat de Sitges sea la más conocida hoy en día; una obra adquirida, precisamente, por Rusiñol, uno de los artífices de este local.

 

Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 1881 – Mougins, 1973)
París, 1900
Dama con boa y gran sombrero
Fototipia y pochoir sobre papel. Carnet Picasso. Ed. Daniel Jacomet et Cie.
10,5 x 5,7 cm

Según Rosa Maria Subirana, conservadora y directora del Museu Picasso de Barcelona entre 1966 y 1983, las ilustraciones del carnet que el artista utilizó en París son “lo más delicioso de los dibujos realizados por Picasso”. De los 17 carnets que el propio artista donó al Museu Picasso de Barcelona en febrero de 1970, quizá sea éste el de mayor interés plástico, ya que en él, por primera vez, irrumpe la capacidad colorística de Picasso al ponerse en contacto en el París de 1900.

De hecho, el propio Picasso confirmó la ejecución de estas ilustraciones durante su primer viaje a la capital francesa. Los treinta personajes que aparecen fueron inmortalizados por las calles y parques de París a partir de lápiz plomo o lápiz conté y retocados con acuarela. Estas ilustraciones captaron lo más esencial de cada uno de los personajes.

 

Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 1881 – Mougins, 1973)
Autoretrato
Madrid, 1898
Fototipia y pochoir sobre papel. Carnet Picasso. Ed. Daniel Jacomet et Cie.

 

A Picasso siempre le gustó experimentar con su propia representación, aquí nos encontramos con un posible autorretrato, sentado a la mesa de un café. El joven lleva un incipiente bigote, indicio en contra de esta suposición, ya que parece que Picasso en aquel año no lo llevaba. Quizá fuera el retratado de un compañero, pero quizá también, el artista se dejó por un tiempo, en marzo de 1898, ese bigotillo que asoma en la cara juvenil aquí retratada. Lo que aparece en la parte baja de la hoja, es decir, unas manos dibujando y la posición forzada de los brazos y manos del retratado, dejan en la duda esta suposición de que sea autorretrato el dibujo que comentamos, pues pudiera ser las manos que dibujan las de Picasso, retratando a un amigo sentado al otro lado de la mesa.