Para dar la bienvenida a la primavera, a partir de este mes de abril hasta el próximo 10 de mayo, Gothsland abre sus puertas con la exposición «Pasión por la Música». La muestra ofrece una visión global del concepto de la música y de cómo era vivida la pasión por esta desde finales del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX.

La exposición presenta un recorrido de temática melómana a través de las obras de artistas tan reconocidos como Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Ignacio de Zuloaga, Francesc Masriera, Julio Romero de Torres, Gaspar Camps, Antoni Clavé, Joan Pons i Pablo R. Picasso. Además se podrá disfrutar de instrumentos poco habituales como el bombardino de 4 válvulas y también dispositivos de reproducción de la época en perfecto estado de uso, como el famoso gramófono de «His master’s voice» (La voz de su amo), conocido popularmente también gracias al logotipo en que el perro Fox Terrier.

 

En la obra de Zuloaga se puede apreciar su habilidad para utilizar la luz y el color para crear atmósferas y emociones en sus retratos, y su interés por la representación de la belleza y la fuerza de la cultura popular española. En esta obra encontramos representada una Manola. La Manola es la representación de la mujer española, que será mitificada en toda Europa. Se trata de una mujer de clase media alta que acude a actos públicos tradicionales como las corrides de toros o las fiestas religiosas de semana santa. Una figura femenina que es virtuosa, desafiante y dulce a la vez. Atributos que marcan una sensualidad típicamente española y exótica para el resto del mundo.
Detrás de Cándida, prima del pintor, se ve el desaparecido palacete del Ayuntamiento de la localidad de Eibar.

IgnacioZuloaga
(Eibar, 1870-Madrid, 1975)
Enelbalcón, C. 1907
Oli damunt tela
113 x 105 cm

 

 

 

 

 

 

Francesc Masriera empezó su formación al taller de joyería del padre, Josep Masriera y Vidal y posteriormente en la Escuela de Lonja de Barcelona con Josep Serra y Porson. Estudió en Ginebra, donde indagó en la técnica de la pintura sobre esmalte y en el grabado de piedras finas, pero se decantó poco a poco por la pintura y especialmente por los retratos. El 1865 se trasladó a París, donde se dedicó a la copia de los grandes maestros del Louvre y posteriormente a Roma, donde empezó a realizar lienzos de temática orientalista. A sus inicios pictóricos cultivó un naturalismo anti académico que cambió rápidamente por un estilo realista minucioso próximo de Fortuny, como la obra adquirida por Alfonso XII a la Exposición Nacional de Madrid de 1878, La esclava., obra por la cual fue galardonado con la segunda medalla a la Nacional de Belles.

Masriera fue uno de los retratistas más solicitados entre las damas del alta burguesía catalana, caracterizado por su preciosismo y por un colorido luminoso y con fuerza que se manifiesta sobre todo a las teles. La perfección del dibujo y preciosismo recuerda Fortuny, Ernest Meissonier y su retratística es influenciada por Antoni Caba. Su orientalismo bebió de Benjamin *Constant.

Su pintura a los retratos, según Gaya Nuño, era “[…] aporcel·lanada, mel·liflua y apropiadísima para burguesas optimistas”. Su retratística es un principio de identidad, y difunde el principio de cosmovisión y valores de la sociedad burguesa: la comodidad y la confortabilidad que preside el ámbito doméstico. Masriera explotó el gusto por las escenas orientales como se ve a sus famosas odalisques, cultivando un exotismo preciosista sumamente occidentalizado en los ricos trajes, joyas y tocados. Es un pintor que, como demuestra en esta obra, sabe sorprender las finas líneas esbeltas de la mujer y que conoce los secretos de la moda, y saca efectos bellísimos para sus obras.

Francesc Masriera Manovens
(Barcelona, 1842 – 1902)
La última copa, 1900
Oli damunt tela
80,5 x 140,5 cm

 

 

 

 

 

La salida del baile de Roman Ribera, ganadora a la medalla de oro de la Exposición Universal de Barcelona del 1888. Ribera, formado a la prestigiosa Academia Borrell, se inició a Roma a partir de 1873 donde el marchante Adolphe Goupil adquirió su primera obra Saltimbanquis a la nieve. Recordamos que Marià Fortuny firmó un contrato de exclusividad con Goupil en septiembre de 1866, quién hizo de Fortuny un artista de fama y cotización impensable por a jefe otro pintor español de su época.

Su producción se distinguió especialmente por sus figuras femeninas y escenas de calle, como las salidas de baile, en que consiguió captar momentos específicos y crear ambientes característicos.

Román Ribera Cirera
(Barcelona, 1848-1935)
Sortida del ball, C. 1888
Oli damunt tela
43 x 72 cm