2 de noviembre 2020 — 28 de noviembre 2020
Picasso exploró incesablemente el medio de la impresión a lo largo de su vida, empleando varias técnicas que iban desde la litografía hasta el aguafuerte, todo pasando por la punta seca y el monotipo.
Durante su estancia en el sur de Francia a finales de los años cincuenta, Picasso trabajó mucho la técnica del grabado en una plancha de linóleo, que cortaba con un cuchillo o una gubia. En 1959 usó esta técnica como medio de expresión completo, debido sin duda a la voluntad del artista de dar al color un lugar único en la creación impresa. Durante este periodo, Picasso, con la colaboración del impresor Hidalgo Arnera, perfeccionó la técnica con un enfoque más sencillo: en lugar de utilizar un bloque de linóleo separado por cada color, empezó a recortar el mismo bloque. Progresivamente recortaría y reimprimiría cada linograbado en función del número de colores que quisiera.
Tres años más tarde, en 1962, Éditions Cercle d’Art de París, juntamente con la Verlag Gerd Hatje de Stuttgart editaron la serie de unos 1.000 ejemplares, con 45 linograbados en formato más reducido y una cubierta serigrafiada a dos tintas. Sabemos que Picasso regaló y dedicó un conjunto entero de esta serie a su buen amigo, el torero Luis Miguel Dominguín, y ahora tenéis la oportunidad de ver y adquirir cada uno de estos ejemplares de la serie entera en Gothsland.